miércoles, 5 de noviembre de 2014

Perdida

Perdida (Gone Girl) (2014)

Director: David Fincher
Guión: Gillian Flynn sobre su propia novela.
Música: Trent Reznor, Atticus Ross


"Perdida" es el décimo largometraje de David Fincher, uno de mis directores preferidos, y del que por lo menos tres películas forman parte de lo mejorcito del cine de los últimos 20 años, como son "Seven", "El club de la lucha" y "Zodiac", sin desmerecer el resto de su filmografía de la cual sólo me falta por ver la adaptación de "Millenium", así que os podéis imaginar las ganas que tenía de ver esta peli, adaptación de una novela de gran éxito internacional, que por cierto, tampoco he leído.

No voy a ejercer de "Fincher fanboy" y voy a tratar de realizar una reseña objetiva sobre lo que he visto, y no es una película fácil de diseccionar, puesto que toca varios temas de una manera descarada y otros quizás menos evidentemente, pero que subyacen en la sórdida historia que nos ocupa. Por el tipo de película y por la polémica que suscita su visionado advierto que esta reseña contiene SPOILERS y que es recomendable leerla una vez vista la película. En cualquier caso intentaré no desvelar más de lo necesario.

Perdida es la historia de la desaparición en extrañas circunstancias de Amy (Rosamund Pike), la esposa de Nick Dunne (Ben Affleck) el día de su quinto aniversario de boda, y cómo dicha desaparición desencadena una serie de acontecimientos que provocan que aflore la realidad de un matrimonio que hace tiempo que no se sostiene por diversos motivos y desvele secretos hasta entonces guardados bajo llave.

La cuestión es: ¿Qué nos quiere contar Fincher?

El primer tercio de la película se centra en cómo se conocieron Amy y Nick, y se esfuerza sobremanera en rallar el pasteleo mediante escenas que rozan el cursilismo y conversaciones gafapastosas que harían sentir como imbécil al más común de los mortales. Queda claro que se quieren un montón, que se aman un montón, que están hechos el uno para el otro y que es imposible que otra persona pueda hacerles más feliz que el otro. Pero ¡ojo! Todo ello lo hace a través de flashbacks intercalados que contrastan con el hastío inicial de Nick antes de saber de la desaparición de su esposa, con el inicio de la investigación sobre la desaparición, y con la exposición a los medios de un hombre que más allá de haber dejado de amar a su mujer, no ha cometido ningún delito, y eso sí que creo que lo deja claro Fincher desde el principio, porque sino no se entienden escenas como el descubrimiento de la escena del crimen, o su total colaboración con la detective (una inmensa Kim Dickens; me encanta esta actriz), colaboración que deja de ser tal cuando todo empieza a oler muy mal para sus intereses.

Entonces tenemos a un hombre inocente que tiene que hacer frente a los medios de comunicación y a todo lo que rodea hoy en día el morbo por lo ajeno, las redes sociales, y en definitiva la intimidad de las personas, que sin embargo no sabe lidiar con esa manada de buitres y que comete errores quizás imperdonables debido a su ingenuidad, y que sumado a las pistas que se van descubriendo le van poniendo cada vez más en el centro del huracán convirtiéndole en el principal sospechoso de la desaparición de su esposa. Como único apoyo, su hermana melliza, una incondicional y sufrida Carrie Coon, que a las duras y a las maduras se mantiene a su lado a pesar de todas las decepciones que se lleva a lo largo del metraje. 

Aquí, más o menos a la hora y poco de película, Fincher cambia el punto de vista de la historia y nos cuenta durante media hora las actividades de Amy durante la desaparición, dejando claro que todo es un ardid para inculpar a su marido de manera que acabe en la silla eléctrica. Y la peli se vuelve loca, frenética y divertidísima, haciendo gala de un humor negro que debe haber hecho bastante daño por las tierras del Tío Sam, y satirizando de una manera evidente todos los conceptos que durante la primera hora de película ha venido subrayando con tanto énfasis: el amor, las apariencias, la influencia de los medios de comunicación, la manipulación de la información...y toma como vehículo para ello a una espectacular Rosamund Pike que borda el papel de una Amy fría, desequilibrada, manipuladora y carente de escrúpulos, dispuesta a cualquier cosa por conseguir sus objetivos, que no siempre son los mismos, y que nos había presentado anteriormente como una mujer normal, quizás algo decepcionada con sus padres y con su fama de icono infantil, pero inteligente y cabal. Para unos ese puede ser el gran fallo de la peli, para otros su gran acierto. En cualquier caso, el cambio de registro de Amy está ahí y Rosamund Pike lo lleva a cabo fenomenalmente (desde aquí la propongo como la nueva Bridget Jones, ahora que la Zellwerger ha desaparecido tras el bisturí), aunque bien es verdad que las pistas que nos puede ofrecer Fincher para justificar la realidad de su locura quizás no sean suficientes.

De aquí hasta el final los acontecimientos se precipitan y las situaciones llegan a ser surrealistas, y en mi caso, más allá de sacarme de la historia, me acercaba cada vez más a un pensamiento: Hay un montón de parejas así...un montón de Amys y Nicks casados y viviendo juntos y formando familias. Evidentemente Fincher lo radicaliza pero creo que nos está gritando: "¿Y os extraña el mundo que tenemos?". A mí en absoluto.

Dicho esto, no cuento más sobre la película, solo añadir que todas las interpretaciones, al margen de lo dicho de Rosamund Pike, son correctas y no chirría ni siquiera Ben Affleck, quien con esa cara de panolis no podía hacer mejor el papel de bobalicón que le ofrece esta película. Mención especial a Kim Dickens, como he dicho antes, me encantaría que Hollywood contara más con ella para hacer cine porque creo que es una actriz muy aprovechable. Una pena que ronde los cuarenta y tantos. También Tyler Perry tiene un pequeño papel cargadísimo de humor y al que hay que reconocer que se adapta perfectamente.

Por lo demás, es una película muy disfrutable que probablemente tiene mucha chicha detrás tanto en el fondo como en la forma, pues no creo que el cambio de tono que adopta y que he comentado anteriormente responda a ningún capricho, sino que creo que Fincher trata de hacer con su película y el espectador lo mismo que Amy le está haciendo al pobre Nick, utilizándola como sátira, para mí magistral, de una sociedad que da más importancia a lo que parecemos que a lo que somos.

2 comentarios:

  1. Aún no he visto la película, pero he leído el libro, y creo que la película es bastante fiel al libro original. Está en mis películas pendientes!!!

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  2. Aún no he visto la película, pero he leído el libro, y creo que la película es bastante fiel al libro original. Está en mis películas pendientes!!!

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