martes, 11 de noviembre de 2014

Magical Girl

Magical Girl (2014)




Director: Carlos Vermut
Guión: Carlos Vermut
Música: No hay B.S.O.






La gran triunfadora del pasado Festival de Cine de San Sebastián, galardonada con la Concha de Oro a la mejor película y la Concha de Plata al mejor director para un Carlos Vermut que, en su segundo largometraje, se saca de la "manga" una película atrevida, arriesgada, sórdida y sin complejos que coloca en el plano internacional a un tipo que tiene un fantástico futuro por delante gracias, sobre todo, a unas intrépidas propuestas que consiguen calar en un público cada vez más fiel a una peculiar forma de entender el cine.

Luis (Luis Bermejo) es un profesor en paro a cuya hija Alicia (Lucía Pollán) le han diagnosticado una leucemia incurable. Antes de que muera, Luis tratará de conseguir lo que más desea su hija: el vestido oficial de una serie de dibujos: "Magical Girl". Su elevado precio moverá a Luis a cometer actos de dudosa moral y le adentrará en un universo sórdido y macabro, en el que Bárbara (Bárbara Lennie), una joven con trastornos mentales, y Damián (José Sacristán), un profesor retirado con un oscuro pasado, buscan tanto redención como venganza.

Hay dos puntos muy fuertes en la película. El primero es lo claro que tiene las cosas Carlos Vermut, haciendo gala de una dirección orientada a resaltar la forma en que los acontecimientos van afectando a los personajes, ofreciéndoles grandes líneas de diálogo, concentrando la cámara en sus rostros, y dejando que fluyan unas interpretaciones que son la otra gran virtud del film. Da gusto ver una película con esta calidad actoral, y es que todos están fenomenal. Las conversaciones entre Luis y su hija están maravillosamente interpretadas, Bárbara Lennie demuestra que es mucho más que una cara bonita, y José Sacristán...

Mención aparte para José Sacristán...magnífico. Es increíble como puede llenar la pantalla este hombre, y ya no sólo eso, sino su voz, como lo envuelve todo y capta la atención de uno. Una maravilla de actor y una maravilla de personaje el que nos regala, llenando de matices a un atormentado profesor que lucha contra lo inevitable y que no es capaz de dejar de amar a un imposible.

En relación con la historia, decir que no es para todos los estómagos. Es una historia dura, de personajes atormentados, de conflictos internos permanentes y luchas personales que tienen su origen en pasados lejanos y hechos reprobables. Lo que empieza como un deseo de un padre por hacer feliz a su hija se convierte en un descenso a los infiernos de la propia moral, en el que el bien ya no se distingue del mal, y donde los intereses más inocentes de uno se confrontan con los instintos más primarios de otros, creándose una situación que va degenerando por momentos, y en la que todos los personajes se van viendo arrastrados a lugares a los que nunca quisieron ir o jamás pretendieron volver, pero donde su alma atormentada les conduce sin remedio. Con un guión sin fisuras, la película nos lleva de uno a otro personaje de una manera natural, cerrando en un acto final todas las tramas de todos ellos. 

A nivel de música, Carlos Vermut opta por prescindir de BSO y realizar una selección de temas adaptados a la historia entre los que destaca "La niña de fuego" de Manolo Caracol, que no conocía y que protagoniza una de las escenas de la película.

No puedo dejar de mencionar el excelente sonido que tiene la película. Lo vengo diciendo últimamente y no deja de sorprenderme, se está alcanzando muchísima calidad en un apartado en el que el cine español siempre ha andado un poco cojo, y lo cierto es que la producción de sonido de la película es exquisita.

Ya para acabar decir que "Magical Girl" no puede dejar indiferente a nadie, es de esas películas para hablar de ellas largo y tendido una vez que la has visto, desgranar las motivaciones de sus personajes, plantearnos si llegaríamos tan lejos, y si efectivamente la desesperanza se ha adueñado del mundo, como parece querer decirnos Carlos Vermut. Porque otra cosa no, pero la película te deja con un nudo en el estómago que tarda unos días en desaparecer.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Relatos Salvajes

Relatos Salvajes (2014)

Director: Damián Szifrón 
Guión: Damián Szifrón
Música: Gustavo Santaolalla








¿Qué pasaría si tu medidor de paciencia llegara al límite y no hubiera manera humana de conseguir que no rebose? ¿Qué ocurre cuando una persona relativamente normal se ve superada por los acontecimientos y se deja llevar por sus instintos más primarios? ¿Cuáles son los mecanismos que llevan de la desesperación a la ira y de la ira a la violencia? La violencia como forma de venganza, ese es el tema central de la magnífica película de Damián Szifrón quien, valiéndose de un reparto de lujo, nos plantea seis historias independientes repletas de humor negro, y en las que subyace una crítica demoledora a una sociedad actual que ya no sabe cuáles son sus valores.

Coproducida por Argentina y España, no ha parado de cosechar buenas críticas desde su estreno y bien las vale, porque difícilmente alguien puede salir decepcionado ante las situaciones que nos propone Damián Szifron en un guión que si bien puede pecar en ocasiones de inverosímil, bien seguro que lo hace a conciencia inyectando una dosis de algo que podríamos llamar histerismo o caos, que consigue que no te muevas de la butaca y que al acabar un episodio estés deseando que empiece otro, y si puede ser más bestia que el anterior, mejor que mejor.

A nivel de dirección es impecable y Szifrón se marca algunas escenas técnicamente magníficas, usando siempre la cámara de acuerdo al episodio que cuenta, pero sin bizarradas que te saquen de la película. Creo que es un gran acierto que un sólo director se haya encargado de todos los episodios, pues en diferentes manos quizás hubiéramos asistido a un desaguisado formal, lo que no quita que siguiera siendo divertida, pero la fórmula elegida funciona perfectamente y a pesar de las grandes diferencias de las historias se mantiene un concepto visual homogéneo entre ellas que sumado al tema central que las inspira permite que hablemos de una gran película y no de seis buenas historias.

Por supuesto mucho tiene que ver la labor de TODOS los actores de la peli, sin excepciones, están todos soberbios, clavando sus papeles y en un total acierto de casting. Es sorprendente la de buenos actores/actrices que salen de Argentina. No sé si tendrá que ver con la dicción, con la situación socio-económica o simplemente porque los argentinos/as son muy teatreros/as (sin ánimo de ofender), pero es difícil ver un actor/actriz argentino en una película que no cumpla con creces su cometido.

Sería un palo contaros de qué van las historias porque cuanto menos sepáis más disfrutaréis, así que me limitaré a elogiar lo heterogéneas que son dentro de la temática que tratan, y la facilidad con la que a uno le hacen empatizar con los protagonistas por muy bestias que sean sus acciones, obviando el comentario anterior sobre la inverosimilitud de algunas situaciones, que no deja de formar parte del desternillante humor negro que derrocha la película. Ese humor negro, que hizo que yo no dejará de sonreír, reír o descojonarme en algunos momentos, disfraza una crítica brutal a lo peorcito del ser humano y a la sociedad que hemos formado, y sin embargo también me pareció vislumbrar en algunos episodios cierto halo de esperanza que nos trata de decir que todavía no todo está perdido pero, insisto, reparte estopa a diestro y siniestro y no se salva nadie.

Quiero hacer mención especial al sonido de la película que me pareció soberbio. Tanto la música como los efectos, así como las conversaciones y el ambiente...perfecto. Ni una dificultad para entender las conversaciones y todo perfectamente mezclado. No sé si lo he comentado alguna vez en este blog, pero el sonido me parece una de las grandes carencias que ha tenido nuestro cine durante muchos años, y reconozco que las últimas producciones españolas han dado un gran salto de calidad en ese aspecto.

Poco más que decir, es una película magníficamente dirigida e interpretada, pero sobre todo es una película muy divertida que, además, hace que nos miremos un poco por dentro después de habernos reído de nuestras miserias. Recomendable 100%.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Perdida

Perdida (Gone Girl) (2014)

Director: David Fincher
Guión: Gillian Flynn sobre su propia novela.
Música: Trent Reznor, Atticus Ross


"Perdida" es el décimo largometraje de David Fincher, uno de mis directores preferidos, y del que por lo menos tres películas forman parte de lo mejorcito del cine de los últimos 20 años, como son "Seven", "El club de la lucha" y "Zodiac", sin desmerecer el resto de su filmografía de la cual sólo me falta por ver la adaptación de "Millenium", así que os podéis imaginar las ganas que tenía de ver esta peli, adaptación de una novela de gran éxito internacional, que por cierto, tampoco he leído.

No voy a ejercer de "Fincher fanboy" y voy a tratar de realizar una reseña objetiva sobre lo que he visto, y no es una película fácil de diseccionar, puesto que toca varios temas de una manera descarada y otros quizás menos evidentemente, pero que subyacen en la sórdida historia que nos ocupa. Por el tipo de película y por la polémica que suscita su visionado advierto que esta reseña contiene SPOILERS y que es recomendable leerla una vez vista la película. En cualquier caso intentaré no desvelar más de lo necesario.

Perdida es la historia de la desaparición en extrañas circunstancias de Amy (Rosamund Pike), la esposa de Nick Dunne (Ben Affleck) el día de su quinto aniversario de boda, y cómo dicha desaparición desencadena una serie de acontecimientos que provocan que aflore la realidad de un matrimonio que hace tiempo que no se sostiene por diversos motivos y desvele secretos hasta entonces guardados bajo llave.

La cuestión es: ¿Qué nos quiere contar Fincher?

El primer tercio de la película se centra en cómo se conocieron Amy y Nick, y se esfuerza sobremanera en rallar el pasteleo mediante escenas que rozan el cursilismo y conversaciones gafapastosas que harían sentir como imbécil al más común de los mortales. Queda claro que se quieren un montón, que se aman un montón, que están hechos el uno para el otro y que es imposible que otra persona pueda hacerles más feliz que el otro. Pero ¡ojo! Todo ello lo hace a través de flashbacks intercalados que contrastan con el hastío inicial de Nick antes de saber de la desaparición de su esposa, con el inicio de la investigación sobre la desaparición, y con la exposición a los medios de un hombre que más allá de haber dejado de amar a su mujer, no ha cometido ningún delito, y eso sí que creo que lo deja claro Fincher desde el principio, porque sino no se entienden escenas como el descubrimiento de la escena del crimen, o su total colaboración con la detective (una inmensa Kim Dickens; me encanta esta actriz), colaboración que deja de ser tal cuando todo empieza a oler muy mal para sus intereses.

Entonces tenemos a un hombre inocente que tiene que hacer frente a los medios de comunicación y a todo lo que rodea hoy en día el morbo por lo ajeno, las redes sociales, y en definitiva la intimidad de las personas, que sin embargo no sabe lidiar con esa manada de buitres y que comete errores quizás imperdonables debido a su ingenuidad, y que sumado a las pistas que se van descubriendo le van poniendo cada vez más en el centro del huracán convirtiéndole en el principal sospechoso de la desaparición de su esposa. Como único apoyo, su hermana melliza, una incondicional y sufrida Carrie Coon, que a las duras y a las maduras se mantiene a su lado a pesar de todas las decepciones que se lleva a lo largo del metraje. 

Aquí, más o menos a la hora y poco de película, Fincher cambia el punto de vista de la historia y nos cuenta durante media hora las actividades de Amy durante la desaparición, dejando claro que todo es un ardid para inculpar a su marido de manera que acabe en la silla eléctrica. Y la peli se vuelve loca, frenética y divertidísima, haciendo gala de un humor negro que debe haber hecho bastante daño por las tierras del Tío Sam, y satirizando de una manera evidente todos los conceptos que durante la primera hora de película ha venido subrayando con tanto énfasis: el amor, las apariencias, la influencia de los medios de comunicación, la manipulación de la información...y toma como vehículo para ello a una espectacular Rosamund Pike que borda el papel de una Amy fría, desequilibrada, manipuladora y carente de escrúpulos, dispuesta a cualquier cosa por conseguir sus objetivos, que no siempre son los mismos, y que nos había presentado anteriormente como una mujer normal, quizás algo decepcionada con sus padres y con su fama de icono infantil, pero inteligente y cabal. Para unos ese puede ser el gran fallo de la peli, para otros su gran acierto. En cualquier caso, el cambio de registro de Amy está ahí y Rosamund Pike lo lleva a cabo fenomenalmente (desde aquí la propongo como la nueva Bridget Jones, ahora que la Zellwerger ha desaparecido tras el bisturí), aunque bien es verdad que las pistas que nos puede ofrecer Fincher para justificar la realidad de su locura quizás no sean suficientes.

De aquí hasta el final los acontecimientos se precipitan y las situaciones llegan a ser surrealistas, y en mi caso, más allá de sacarme de la historia, me acercaba cada vez más a un pensamiento: Hay un montón de parejas así...un montón de Amys y Nicks casados y viviendo juntos y formando familias. Evidentemente Fincher lo radicaliza pero creo que nos está gritando: "¿Y os extraña el mundo que tenemos?". A mí en absoluto.

Dicho esto, no cuento más sobre la película, solo añadir que todas las interpretaciones, al margen de lo dicho de Rosamund Pike, son correctas y no chirría ni siquiera Ben Affleck, quien con esa cara de panolis no podía hacer mejor el papel de bobalicón que le ofrece esta película. Mención especial a Kim Dickens, como he dicho antes, me encantaría que Hollywood contara más con ella para hacer cine porque creo que es una actriz muy aprovechable. Una pena que ronde los cuarenta y tantos. También Tyler Perry tiene un pequeño papel cargadísimo de humor y al que hay que reconocer que se adapta perfectamente.

Por lo demás, es una película muy disfrutable que probablemente tiene mucha chicha detrás tanto en el fondo como en la forma, pues no creo que el cambio de tono que adopta y que he comentado anteriormente responda a ningún capricho, sino que creo que Fincher trata de hacer con su película y el espectador lo mismo que Amy le está haciendo al pobre Nick, utilizándola como sátira, para mí magistral, de una sociedad que da más importancia a lo que parecemos que a lo que somos.

La Isla Mínima

La Isla Mínima (2014)

Director: Alberto Rodríguez

Reparto: Raúl ArévaloJavier GutiérrezNerea BarrosAntonio de la TorreJesús Castro,Manolo SoloJesús CarrozaCecilia VillanuevaSalvador ReinaJuan Carlos Villanueva
Guión: Alberto Rodríguez y Rafael Cobos
Música: Julio de la Rosa



Mucho se ha hablado del thriller dirigido por Alberto Rodríguez desde bastante antes de su estreno en el Festival de Cine de San Sebastián, donde se alzó con los galardones a la mejor fotografía y al mejor actor para Javier Gutierrez, pero una de las cosas que más se han podido leer y más me llamaba la atención de la película era la comparación con la soberbia y aclamada ficción americana "True Detective" creada por Nic Pizzolato. No voy a entrar a valorar esas afirmaciones y voy a limitarme a realizar una reseña sobre la película, en primer lugar porque no creo que sea justo comparar una superproducción americana con más de 8 horas de duración, en la que tienes muchísimo más tiempo para desarrollar los personajes, apuntalar las historias, introducir varias tramas, y sobre todo hacer un retrato de un lugar y una época concreta, con una película española de hora y media de duración y cuyo presupuesto seguramente no alcance al de un solo episodio de la serie. Es decir...zapatero a tus zapatos y no mezclemos, como se dice en mi tierra, "ous amb caragols".

La Isla Mínima es una buena película. Sustentada por una fotografía añeja, de otro tiempo, de un lugar perdido de la mano de Dios, y sobre unos planos cenitales que ya desde el principio nos adentran en unos parajes laberínticos, confusos y peligrosos, Alberto Rodríguez nos traslada a un pequeño pueblo de las marismas del Guadalquivir en plena transición democrática, en el que dos niñas han desaparecido y a donde envían a dos policías a resolver el crimen como castigo o penitencia de cagadas anteriores.

El planteamiento inicial es rápido y no tardamos en conocer los rasgos principales de nuestros protagonistas, bien interpretados por Raúl Arévalo y sobre todo por Javier Gutierrez, que abandona su típico registro cómico para ofrecernos un personaje complicado, temible a la vez que entrañable. La relación entre los dos policías funciona perfectamente y por contraste, en una relación simbiótica en la que ambos deben ayudarse para llevar a buen puerto la investigación, pero en la que se esconden secretos que nunca llegan a salir a la luz, y que al fin y al cabo, son paradigma de lo que la película trata de contar respecto a la propia investigación, que finalmente se cierra ¿satisfactoriamente? 

Gutierrez es un policía rudo, solitario y que militó en los grises durante el franquismo, mientras que Arévalo interpreta a un chaval de la nueva hornada, demócrata y padre de familia, con un gran sentido de la justicia y ganas de volver a casa. Los dos empiezan la investigación y van descubriendo pistas, a la par que van descubriendo quién es su compañero. Las pistas les van arrastrando a una red de trata y abusos de menores en la que puede haber involucrada gente de las altas esferas. Y es en este momento donde la película decide que seamos nosotros los que lleguemos a conclusiones respecto de lo que ha pasado, porque a pesar de sembrar pistas y darnos la misma información que tienen los protagonistas, nos lleva de la mano a la confusión con un epílogo tan simple como memorable y claro incitador para un segundo visionado que de buen seguro nos puede aclarar muchas cosas, pero que desgraciadamente todavía no he disfrutado y por lo tanto os invito a que la veáis y cada uno saque sus propias conclusiones.


La investigación ocupa la mayor parte del metraje, y aquí es donde encuentro uno de los problemas de la película, que reside en que cuando el guión se aleja de esa investigación, yo me alejo de la película. Así, unas veces por lo que yo creo que es un error de casting, como es el caso de Antonio de la Torre y Nerea Barros como padres de las niñas desaparecidas, y otras por redundancia en contarme otra vez lo mismo, como en el caso de las conversaciones telefónicas del personaje de Raúl Arévalo con su mujer, mi interés caía en picado y dichas escenas se me hacían ciertamente largas. Afortunadamente no se recrea en ellas y no suponen un lastre muy importante en el resultado final.

La música acompaña perfectamente con melodías cargadas de tensión e incertidumbre y junto a la mencionada fotografía, y la excelente dirección de Alberto Rodríguez, que coloca la cámara justo donde tiene que estar, nos adentran en una emocionante historia de asesinatos en busca de un malo y de una redención de nuestros protagonistas que decidiremos, como he dicho más arriba, exclusivamente nosotros, siendo partícipes, desde mi punto de vista, de la lucha entre el pasado que representa Gutierrez (Franquismo, influencias, corruptelas) y el futuro esperanzador que representa Arévalo (Democracia, Justicia, Familia).